Va un texto de Rejtman, de su libro de relatos Rapado. Genial escritor urbano como también director de cine (si pueden vean Silvia Pietro). En lo personal, Rapado, es uno de los mejores libros de los ´90 editado en Argentina.

Todo puede pasar
por
Martín Rejtman
Javier está sentado y mira de frente a su madre. Ella enciende el televisor, sabe que la carne está en el horno y que va a estar lista entre cinco y diez minutos más tarde. Javier puede oler la carne cociéndose y oír el ruido que hace la grasa y el aceite chisporroteando en la asadera. El noticiero habla de corrupción policial y de la caída de un avión en una provincia del norte. Javier repasa rápidamente la lista de conocidos para saber si existe alguna posibilidad de que alguien... pero cierra los ojos y piensa en una canción de The Smith.
Ahora los dos están comiendo y suena el teléfono. La madre atiende. Dice “hola” un par de veces. Del otro lado no hay respuesta. Comen la carne que no está muy tierna. O al menos eso le parece a Javier. Cuando la madre se levanta para llevar los platos a la cocina y traer fruta, Javier también se levanta y se encierra en el baño. Se saca la remera y observa su cuerpo: debajo de los brazos, el tórax, el ombligo, la mancha de nacimiento. Trata, sin embargo, de no mirarse la cara.
Se vuelve a sentar a la mesa mientras su madre termina de pelar una segunda naranja. Se la ofrece a Javier pero él no quiere postre. Termina el contenido de la botella de agua mineral y se queda mirando a su madre, que divide la naranja en dos, se come una mitad y deja otra intacta en el plato.
A eso de las once Javier sale a comprar cigarrillos. Chesterfield para él, Parisiennes para su madre. Antes de volver a entrar al edificio decide dar una vuelta manzana. Hay poca gente en la calle, hace bastante frío. Un taxista le pregunta por la calle Canalejas pero él no sabe decirle adónde queda. En la esquina se cruza con un hombre de sobretodo, anteojos y maletín, que lo saluda. Javier se distrae y tropieza pero no pierde del todo el equilibrio.
Hay un teléfono público en la vereda de enfrente y decide cruzar. Tiene fichas. Marca el número y espera que atiendan. Cuando está por cortar, pensando que ya es muy tarde y que todos duermen, se oye una voz del otro lado de la línea. Habla con Esteban y quedan en encontrarse en media hora en Parque Lezama.
En el parque, como es de noche, sólo se ven sombras. Javier está sentado en un banco esperando a Esteban. Otra vez piensa en una canción, un tema de The Smiths, y se repite la letra mentalmente a pesar de no saber lo que significan las palabras.
Aparece Esteban, agitado, y a Javier le parece que forma parte de la música. Se sienta a su lado y Javier le pregunta si fuma. Le da a elegir entre Cherterfield y Parisiennes. Esteban, sentado, de apoco va recobrando el aliento y sonríe.
Durante un largo rato no hablan y Javier piensa sin parar en algo que decir. Todo lo que se le ocurre son preguntas que ya preguntó antes o comentarios sobre lo que en ese momento los rodea: los árboles que ya tienen pocas hojas, el perro que se trepa al bebedero para tomar agua, el hombre que saca a pasear al bebé a esa hora de la noche... Esteban vuelve a mirar a Javier, da una pitada al cigarrillo y se ata el cordón del zapato izquierdo.
Un rato después están comiendo una hamburguesa en el Británico, pero apenas terminan se van, porque Esteban dice que ese bar no le gusta. Pasan por el colegio en el que Javier terminó la secundaria dos años atrás. Desde entonces no volvió a entrar y piensa en la gran pileta que hay ahí dentro. Es acuerda de que en una carrera de pecho salió segundo y piensa en comentárselo a Esteban pero no lo hace, casi enfurecido consigo mismo porque, al fin de cuentas, piensa, no tiene que ser siempre él quien rompa los silencios. “Tenía dieciséis”, piensa. Esteban lo mira como si hubiera dicho algo. Le pregunta: “¿Qué cosa?” . Pero los dos saben que Javier no dijo una palabra.
Al llegar a una esquina se detienen ante un semáforo rojo. La calle está completamente desierta, no hay nada de tráfico, sólo un policía parado en la vereda de enfrente, recostado contra la entrada de un edificio. Javier y Esteban se miran un instante, haciendo una pausa que dura muy poco. Parece como si ambos esperaran que el otro tome una iniciativa. Javier se siente un poco molesto y decide mirar al policía. Se mete las manos en los bolsillos del pantalón y se da cuenta de que están frías. Saca el encendedor, juega con él, lo enciende. Mira a Esteban, que lo sigue mirando. Sólo cuando se enciende la luz verde cruzan la calle.
A Javier le parece que ya va a amanecer. Le quedan apenas tres cigarrillos en el paquete de Chesterfield. De pronto, en una esquina, los dos deciden al mismo tiempo separarse y se despiden.
En la casa de Javier todas las luces están apagadas. Trata de no hacer ruido al cerrar la puerta, pero sabe que su madre nunca duerme hasta que él llega. Al desvestirse se toca el bolsillo de la campera. Sale de la habitación y deja el paquete de Parisiennes empezado sobre la mesa de la cocina. Cuando vuelve a su cuarto ya no se preocupa por no hacer ruido. Se saca los zapatos y los pone cerca de la ventana. Al quitarse los pantalones se mira las rodillas. Flexiona las piernas, para sentir los músculos extendiéndose. Deja su ropa sobre una silla y, con el pie, enciende el radio grabador que hay en el suelo, junto a su cama. Sobre la almohada encuentra una nota que dice: “Cuando te fuiste llamó Esteban”.
Javier se mete entre las sábanas y apaga la luz del velador. Por la persiana ya se ve la luz de día cuando la voz de Morrissey empieza a cantar. Entonces se vuelve a sentar sobre la cama y enciende un cigarrillo, al anteúltimo del paquete. Pestañea molesto por el humo. Piensa que la noche ya pasó y da otra pitada, hasta que finalmente se olvida de pensar y, con los ojos cerrados, se deja llevar por la música.
Martín Rejtman es un escritor, guionista y director de cine argentino, nacido en la Ciudad de Buenos Aires en 1961.Ha trabajado en cine, como asistente de dirección en Argentina y en Italia como asistente de montaje en los estudios de Cinecittà. Como escritor, publicó varios libros y fue guionista de sus largometrajes.
Filmografía
Cortometrajes
Just a Movie (1982)
Doli vuelve a casa (1986)
Sitting On a Suitcase (1987)
Documentales
Copacabana (2006)
Largometrajes
Sistema español (1988)
Rapado (1991)
Silvia Prieto (1998)
Los guantes mágicos (2003)
Libros
Velcro y yo
Rapado
Literatura y otros cuentos
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