20.7.10

Coleccionables

Va una terna de “coleccionables”. Se trata de tres relatos de un trabajo más numeroso de Casandra Bösh, una especie de fragmento de este proyecto que lleva adelante la autora mendocina.
Dosis triple en el 7 día de este blog.



Coleccionables
por
Casandra Bösh



Laura
Yo soy vendedora en el kiosco del aeropuerto Francisco “Pancho” Gabrielli, visto un trajecito celeste tiza con mínimos bolsillitos plaqué de color azul francia a ambos lados de las solapas. Me maquillo suavemente los ojos y apenas pongo brillo en mis labios para no dar lugar a equívocos a los constantes pasajeros que pasan por la terminal. Más de una vez he tenido que decir que no vendo esto ni lo otro. Por lo general hay chilenos en tránsito, algunos brasileros y argentinos mayormente. Falo algumas palavras em português. Obrigada y o seu cambio. Lo que más vendo son cigarrillos, Mentitas, pañuelos tisúes, botellitas de vino y también hago carga fácil y la tarjeta Redbus prepaga. Vengo siempre en el 86 a las 8 de la mañana y me voy puntualmente a las 15:30, a veces tomo un taxi. Antes de irme paso por el baño a retocarme el brillo de labios y saludo al chico que cobra las tasas de embarque. Como maneja solo dólares nunca me ha podido ayudar a dar cambio. Mi nombre es Laura.


Elena
Yo soy maquilladora en la morgue de la quinta sección llamada Los Cipreses, aunque todos la conocen como Boito porque es el apellido de los dueños, dos profesores de matemática de escuela secundaria. Mi trabajo es tranquilo y muy apacible, aunque suelo no tener horarios fijos y trabajar a cualquier hora incluso en la madrugada. Siempre me arreglo para ir a trabajar porque nunca se sabe, a veces me ha tocado atender a los deudos de los difuntos, gente muy enseriada que requieren sobriedad y elegancia aunque ellos no estén a veces en el momento para advertirlo. Pasar desapercibida es un arte que aprendí a desarrollar a la par que los afeites para los que vienen horizontales. Nunca tuve ningún temor de quedarme sola en los sótanos mientras maquillaba, al contrario. Los días de verano me inclino a quedarme en ropa interior y eso se me está haciendo una especie de costumbre. Los dueños me dejan sola, aquí a nadie se le ocurre venir robando, y con lo caros que salen estos artefactos. Algunas veces, a mí, Gelen o Elena como dice en la cédula, me han preguntado si ideas extrañas cruzan por mi cabeza de a ratos. Sé a qué se refieren y confieso que no las he puesto en práctica pero tampoco las he descartado.


Julia
Yo cargo gas en una estación de GNC de Godoy Cruz, me llamo Julia y para trabajar siempre uso la misma ropa: un uniforme de pantalón y camisa negros con vivos amarillos y una gorrita con el logo de la empresa. Me maquillo y me perfumo para ir al trabajo y lo que más remarco son mis pestañas con un rimel made in France de dos fases, la primera las engrosa con una especie de gel de color blanco y la segunda las tiñe de negro haciendo que parezcan más largas y abundantes. Me aburro bastante en el trabajo ya que es muy repetitivo pero mis compañeros son muy graciosos y siempre me están haciendo chistes. Lo que más disfruto es tomarme una gaseosa con ellos los días de verano en que el asfalto parece derretirse y también ir a mi clase de telas en la Vieja Estación los martes y sábados por la tarde. Esos días llevo musculosa y calzas debajo del uniforme y como es bajada en la bici llego en sólo diez minutos. No sé por qué pero me siento un poco como Sarah Connor, esperando y entrenando, algún día será mi oportunidad de hacer algo importante, tal vez salvar el mundo.


Casandra Bösh, autora mendocina ha dejado sus ciberhuellas en distintos sitios de la red; poesías, cuentos, artículos, traducciones, etc. Como hacedora cultural forma parte de LA FUNDAACCIÓN que se dedica a fomentar medios para distintos desarrollos artísticos culturales.
Para leer más de su proyecto actual se puede visitar el siguiente blog:
http://www.somoscoleccionables.blogspot.com/

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