
Absurdos
por
Fredric Brown
Mr. Weatherwax untaba cuidadosamente de mantequilla su tostada. Su voz era firme:
- Querida, quiero que esto quede bien claro: a partir de ahora no habrá más lecturas embrutecedoras de esas en nuestro apartamento.
- Pero Jasson, yo no lo sabía.
- Comprendido. Pero es de su responsabilidad saber lo que lee tu hijo.
- Lo vigilaré más, Jasson. No le vi traer esta revista. No sabía que estaba ahí.
- Tampoco yo lo sabría si ayer noche no moviera por casualidad un cojín del sofá. La revista estaba disimulada debajo y por supuesto le eché una ojeada.
Las puntas del bigote de Mr. Weatherwax se estremecieron de indignación.
- Nociones ridículas, ideas imposibles. Ciencia ficción ¡Ah! ¡Que bonita es su ciencia!
Apuró un trago de café para calmarse.
- ¡Ridículas vanidades! ¡Que cosas más absurdas! ¡Viajes a otras galaxias gracias a la cuarta dimensión! ¡Máquinas para viajar en el tiempo, teleportación, telekinesia...! ¡Bobadas, nada más que bobadas!
- Querido Jasson - dijo su mujer esta vez con un poco de dureza - Yo te garantizo que a partir de ahora vigilaré las lecturas de Gerard. Tienes toda la razón.
- Gracias, querida - contestó Mr. Weatherwax calmado - La juventud no debería verse envenenada por esas ideas contaminantes.
Miró su reloj, se levantó con prisa, besó a su mujer y salió.
En la puerta del apartamento se dejó deslizar lentamente por el pozo antigravitación y flotó hacia el bajo de los 200 pisos, hasta la calle donde tuvo la suerte de detener inmediatamente un taxi atómico. Dio al chofer-robot los datos del astropuerto lunar. Luego descansó y cerró los ojos para captar el boletín telepático. Esperaba oír las noticias de la cuarta guerra marciana, pero no era más que un informe del Centro de inmortalidad: entonces él sprultó.
Fredric Brown (Estados Unidos 1906–1972) fue un escritor de ciencia ficción y misterio, más conocido por sus cuentos caracterizados por grandes dosis de humor y finales sorprendentes. Es también conocido por ser uno de los escritores más audaces a la hora de hacer experimentaciones narrativas en ficción de género. Aunque no fue un escritor especialmente popular en vida, la obra de Brown ha generado un considerable culto que continúa medio siglo después de que realizara su último escrito. Sus obras se reimprimen periódicamente y tiene varias páginas de fans en Internet tanto en EE. UU. como en Europa, en donde se han hecho varias adaptaciones de sus escritos.
Algunos de sus trabajos
La oficina
El asesinato como diversión
La viva imagen
Plenilunio sangriento
La caza del asesino
El misterio de la vela
La noche a través del espejo
El grito lejano
Todos matamos a la abuelita
Esquizofrenia
Su nombre era muerte
Universo de locos
Un regalo a la tierra
¡Marciano, vete a casa!
Vagabundo del espacio
- Querida, quiero que esto quede bien claro: a partir de ahora no habrá más lecturas embrutecedoras de esas en nuestro apartamento.
- Pero Jasson, yo no lo sabía.
- Comprendido. Pero es de su responsabilidad saber lo que lee tu hijo.
- Lo vigilaré más, Jasson. No le vi traer esta revista. No sabía que estaba ahí.
- Tampoco yo lo sabría si ayer noche no moviera por casualidad un cojín del sofá. La revista estaba disimulada debajo y por supuesto le eché una ojeada.
Las puntas del bigote de Mr. Weatherwax se estremecieron de indignación.
- Nociones ridículas, ideas imposibles. Ciencia ficción ¡Ah! ¡Que bonita es su ciencia!
Apuró un trago de café para calmarse.
- ¡Ridículas vanidades! ¡Que cosas más absurdas! ¡Viajes a otras galaxias gracias a la cuarta dimensión! ¡Máquinas para viajar en el tiempo, teleportación, telekinesia...! ¡Bobadas, nada más que bobadas!
- Querido Jasson - dijo su mujer esta vez con un poco de dureza - Yo te garantizo que a partir de ahora vigilaré las lecturas de Gerard. Tienes toda la razón.
- Gracias, querida - contestó Mr. Weatherwax calmado - La juventud no debería verse envenenada por esas ideas contaminantes.
Miró su reloj, se levantó con prisa, besó a su mujer y salió.
En la puerta del apartamento se dejó deslizar lentamente por el pozo antigravitación y flotó hacia el bajo de los 200 pisos, hasta la calle donde tuvo la suerte de detener inmediatamente un taxi atómico. Dio al chofer-robot los datos del astropuerto lunar. Luego descansó y cerró los ojos para captar el boletín telepático. Esperaba oír las noticias de la cuarta guerra marciana, pero no era más que un informe del Centro de inmortalidad: entonces él sprultó.
Fredric Brown (Estados Unidos 1906–1972) fue un escritor de ciencia ficción y misterio, más conocido por sus cuentos caracterizados por grandes dosis de humor y finales sorprendentes. Es también conocido por ser uno de los escritores más audaces a la hora de hacer experimentaciones narrativas en ficción de género. Aunque no fue un escritor especialmente popular en vida, la obra de Brown ha generado un considerable culto que continúa medio siglo después de que realizara su último escrito. Sus obras se reimprimen periódicamente y tiene varias páginas de fans en Internet tanto en EE. UU. como en Europa, en donde se han hecho varias adaptaciones de sus escritos.
Algunos de sus trabajos
La oficina
El asesinato como diversión
La viva imagen
Plenilunio sangriento
La caza del asesino
El misterio de la vela
La noche a través del espejo
El grito lejano
Todos matamos a la abuelita
Esquizofrenia
Su nombre era muerte
Universo de locos
Un regalo a la tierra
¡Marciano, vete a casa!
Vagabundo del espacio
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